Existen cinco los distintos pasos que se deben dar a la hora de realizar cualquier tipo de escrito:
preescritura, escritura, revisión, edición y publicación.
Fase 1. Preescritura
La preescritura, comprende todo el proceso anterior
a la escritura del primer borrador del texto, y en esta fase conviene
que resolvamos una serie de cuestiones que harán más sencillas las
siguientes etapas del proceso:
Finalidad
La
primera cuestión a plantearse antes de escribir cualquier texto es su
finalidad: ¿explicar, informar, instruir, describir, narrar, conmover,
persuadir, entretener…? Cuando tengas esta respuesta sabrás, entre otras
cosas, el tono que deberás emplear al escribirlo.
Género
A veces el género ya viene predeterminado, pero a veces hay que
planteárselo a partir de la finalidad, del propósito a conseguir. Hay muchos tipos de género
distintos:
notas de prensa, noticias, relatos de suspense, cartas, ensayos, novelas de amor, poemas.
Audiencia
Quién es el lector o el receptor del texto también puede afectar al
modo en que nos planteemos su escritura o incluso la documentación. No
es lo mismo un cuento para niños que otro para adultos, tampoco es igual
escribir un ensayo científico para una revista especializada que para
el público en general.
Tema
En ocasiones, ya tenemos claro el tema que queremos tratar o bien
viene dado desde fuera. Por ejemplo, puede que el profesor nos haya
mandado un trabajo de investigación sobre un tema concreto, o porque el
grupo de escritura en el que participamos hace una propuesta mensual con
un tema concreto sobre el que escribir.
Lo que pasa es que, a veces, incluso teniendo el tema marcado, no se
nos ocurre cómo enfocarlo o qué historia contar con dicho tema. ¿Qué
podemos hacer entonces?
Existen una serie de trucos que pueden ayudarnos a dar con la idea:
Haz una lista
Haz una analogía: Por ejemplo, puedes intentar explicar tu visión
sobre la violencia a través de una pelea de payasos en un circo, o con
una historia de leones reclamando su territorio en la sabana.
Concede una entrevista: Prepara una serie de
preguntas sobre el tema que tienes que tratar y luego contéstalas como
si te estuviesen realizando una entrevista. Con las respuestas, puede
que encuentres la clave sobre cuál es tu visión sobre el tema y cómo
podrías enfocarlo en el texto.
Idea
Tormenta de ideas: elige un tema que te gustaría
tratar (violencia, amor, guerra, venganza…) y escríbelo en el centro de
una hoja. Luego, tal y como comentábamos en el punto anterior del tema,
haz una lista con situaciones que relaciones con ese tema.
Disparador creativo: otra forma de conseguir ideas
es a través de un disparador creativo. Se trata de tomar una serie de
palabras o una frase, por ejemplo, y desarrollar una idea a partir de
ahí.
Usa la memoria: rebusca en incidentes o anécdotas vividas, de tu pasado, de tu infancia, de tu juventud…
Anota tus ideas: si llevas un cuaderno de ideas
siempre encima para ir anotando cualquier cosilla que se te ocurra,
cuando estés ante un papel en blanco puedes recurrir a él en busca de
inspiración.
Usa tu fantasía: déjate llevar, sueña un poco,
fantasea y busca en tu cabeza la historia que te gustaría vivir, la
aventura que te gustaría protagonizar. A partir de ella, intenta
desarrollar tu idea.
Crea un personaje: puedes sacarlo de un disparador
creativo, inventártelo a partir de una imagen, observar a alguien que
camina por la calle
Investiga
Una vez hayas encontrado tu tema y tu idea, tengas claro el
propósito, el género y la audiencia, llega el momento de investigar y
documentarse un poco. No siempre es necesario documentarse pero, en
general, sí es recomendable al menos leer textos similares o
relacionados con lo que vamos a escribir.
Planifica
Finalmente, ya resueltas todas las cuestiones anteriores y a punto de
lanzarnos a la escritura del primer borrador, llega el momento de
planificar las siguientes
cuestiones:
Estructura: aunque sea a modo de esquema, conviene
planificar de antemano la estructura del texto (generalmente, dividida
en introducción, desarrollo y desenlace o cierre) y lo que se
desarrollará en cada una de sus partes.
Sinopsis: intenta resumir en unas cuantas frases la
historia o el texto que vas a desarrollar.
Fase 2. El primer borrador
Planifica tus jornadas
Que escribas y escribas no quiere decir que tengas que terminar tu
borrador de una sentada, especialmente si se trata de un texto largo
como una novela, sino que escribas hasta el final sin pararte a
corregir, sin retocar nada.
Calienta motores
Una buena forma de comenzar tu sesión de escritura cada día, es
releer lo último que escribiste el día anterior, o bien la escena previa
a lo que pretendes escribir a continuación.
Un truquillo que suelen emplear algunos escritores es el de no
terminar una escena o un capítulo, para que sea más sencillo retomarlo
en la siguiente sesión de escritura. Además de que será más fácil coger
el ritmo de la historia de nuevo, también tendrás más ganas de ponerte a
escribir porque te habrás quedado a medias.
Silencio, se rueda
Normalmente tardamos unos treinta minutos en alcanzar la
concentración total en la historia que estamos escribiendo, y eso sólo
si nos dejan. Por eso, para la escritura del borrador, olvídate de
distracciones. Fuera teléfonos, fuera internet, fuera interrupciones.
La importancia del formato
Otro aspecto a considerar durante la escritura del primer borrador es
dónde lo vamos a escribir. Habrá quien se sienta más cómodo trabajando
con una libreta o quien prefiera escribir directamente en el procesador
de textos del ordenador.
Fase 3. La revisión del texto
El tiempo pone las cosas en su sitio
Siempre que sea posible, intenta que pase un tiempo entre la
escritura del primer borrador y la revisión. Ya sabes, eso que dicen de
meterlo en un cajón y dejarlo reposar.
Pueden ser tres meses o seis, puede ser un año. Cada quien tiene su
propio tiempo. Lo importante es poner distancia de por medio para ver el
texto con perspectiva. Mientras, haz otras cosas: lee, escribe otra
historia, viaja… Lo que quieras, pero sepárate emocionalmente de tu
borrador.
Revisa las notas y corrige
Es posible que, mientras escribías tu primer borrador, decidieses
incorporar o modificar un detalle, una trama, un personaje… Cualquier
cosa que no estaba en la planificación inicial. Revisa estos cambios y
asegúrate de que los tienes en cuenta a lo largo de toda la historia,
para que no haya incoherencias.
Haz una lectura general
Lee el texto de principio a fin, toma notas mientras lo haces,
asegúrate de que no hay agujeros en la trama, de que todos los
personajes están donde tienen que estar, la progresión dramática o la
dosificacion de la información son las adecuadas… Ese tipo de cosas.
Cuando acabes, coge las notas que has tomado y arréglalo.
Las tres “erres”
Recorta, reduce, reorganiza. En la revisión tendrás que meter
tijeretazos sin piedad, por eso precisamente te vendrá bien la distancia
con el texto. Cuando le tenemos cariño a un personaje o a una escena en
concreto, nos costará mucho eliminarla. Pero recuerda que lo importante
aquí no es ese personaje o esa escena, sino el conjunto de la historia.
Si sobra, si no aporta nada, si no funciona, quítalo.
Lee en voz alta
Las lecturas en voz alta nos ayudan a sentir la sonoridad del texto,
su fluidez, su ritmo. Así podrás eliminar cualquier repetición, ajustar
las frases, hacer más creíbles los diálogos. Piensa en el primer
borrador como un diamante en bruto que, a base de lecturas y revisiones,
irás puliendo.
Haz una encuesta
A veces, por mucho tiempo que haya pasado, no podemos estar seguros
de estar revisando el texto correctamente. ¿Cómo saber si algo se
entiende, si la historia cuaja, si ese personaje caerá bien? Si tienes
todas esas dudas, una forma de resolverlas es buscando
beta-lectores.
Los
beta-lectores los encontrarás tanto en grupos de
escritura como en grupos de amigos. Selecciónalos bien, intenta que sea
gente capaz de decirte la verdad y cuya crítica pueda ser constructiva
para tu trabajo. La mejor forma de conseguirlo es preparando un test,
una especie de encuesta con las dudas que necesites resolver.
Aprende a terminar
Supongo que os suena la frase de que “las obras nunca se terminan,
sino que se abandonan”. Siempre habrá algo más que revisar, siempre se
puede mejorar un poco. A veces hay que rendirse, saber parar a tiempo,
tomar la decisión de que con seis, siete o diez versiones tenemos
suficiente.
Fase 3: Edición del texto.
La edición del texto corresponde a la revisión final donde se
corrigen aspectos formales como palabras mal escritas, ortografía,
puntuación, formato, concordancias, el uso de las comillas y los
guiones, etc.
En esta fase, el procesador de textos puede ser el mejor de los
aliados (sobre todo con la herramienta de corrección ortográfica y la de
buscar y reemplazar). De todas formas, a mí me gusta hacer una última
revisión sobre el papel, porque me parece que los fallos son más
visibles de esta forma.
Pero, al margen de cómo decidáis hacer la edición del texto, sí
existen una serie de puntos que conviene tener en cuenta en esta fase:
El formato
Ésta es fácil. Correspondería a la pestaña “formato” del procesador
de textos y viene siendo la configuración de los márgenes, el tipo de
letra, la separación entre las líneas, la forma en la que titulamos los
capítulos… Todo lo que se refiere a la forma y configuración del texto
en el documento debería estar unificado bajo el mismo criterio.
Ortografía y concordancia
Otro aspecto importante es el de la ortografía. Debemos revisar
cualquier falta, las palabras mal escritas, repeticiones constantes de
palabras, los tiempos verbales y su concordancia con los adverbios, etc.
El corrector ortográfico del procesador puede servir de ayuda, pero no
te fíes al 100% de él porque no lo detecta todo.
Puntuación
No sólo conviene revisar la puntuación general del texto (que no haya
comas de más o de menos, por ejemplo), sino también los espacios antes y
después de los signos de puntuación. Por ejemplo, tras un [
.], una [
,]
ha de ir un espacio, pero no antes. Después de los signos de
interrogación o exclamación no se pone punto. Esas cosas.
Comillas y cursivas
Si se usan comillas o cursivas, también habrá que hacerlo con un
determinado criterio durante todo el texto. Por ejemplo, si cuando se
escribe el título de un libro, se hace en cursiva, tendremos que
escribirlo igual siempre.
Con las comillas pasa lo mismo. No importa si elegimos las comillas
francesas [«»], las anglosajonas clásicas [“”] o las de apertura y
cierre [“„]. Lo importante es emplear siempre las mismas y con el mismo
criterio.
Diálogos
Una vez seleccionemos la forma en la que los escribiremos, tendrá que
ser la misma para todo el texto. Por cierto, recordad que para abrir y
cerrar los diálogos clásicos hay que usar la raya larga [—], no el guión
corto [–].
Además, cuando hay un texto de acotación en un diálogo (tipo “dijo
María”), hay una norma a tener en cuenta respecto a las mayúsculas y
minúsculas:
Cuando el comentario del narrador lo introduce un verbo de habla
(decir, añadir, comentar, preguntar…), va en minúscula y no se pone
signo de puntuación antes de la raya: [—Hola —dijo María.] o [—¿Vas a
venir? —le preguntó.]
Cuando no es así, va en mayúscula y el punto se pone también antes de
la raya: [—No hace falta que me acompañes. —Se levantó y salió de la
casa molesto.]
De todas formas, podéis verlo un poco más claro en la
entrada que hay en la RAE sobre el tema.
Fase 5: Publicación del libro
El ISBN
Es ese número que suele aparecer en la parte posterior de los libros y
que funciona como su identificador único en el mercado. Si quieres
comercializar tu libro, vas a necesitar un ISBN. La buena noticia es que
en muchas plataformas de autopublicación ofrecen estos números de serie
de forma gratuita.
Eso sí, al elegir la opción gratuita, la plataforma en cuestión
aparecerá como editora de tu libro. De hecho, creo que Bubok incluso
incluye su propio logo en la contraportada. Si prefieres hacerte con un
ISBN propio, puedes conseguirlo por 45 euros a través de la agencia
naciona del ISBN:
Agencia Española del ISBN.
Cómo maquetar libros en papel
Lo ideal a la hora de diseñar un libro es utilizar programas de
maquetación profesionales (como Adobe InDesign), pero entiendo que ni
resulta un programa fácil de utilizar, ni está al alcance de todos los
bolsillos.
Lo bueno es que en las nuevas plataformas de autopublicación, como Bubok, Lulu o Createspace, nos ofrecen una serie de
plantillas en formato de Word
y las instrucciones para utilizarlas, de forma que no hace falta más
que el OpenOffice, exportar el libro en pdf y enviárselo para publicar.
Software para maquetar ebooks
Con la maquetación de los libros electrónicos ocurre lo mismo:
siempre que se pueda, es recomendable el uso de programas profesionales
que requieren ciertos conocimientos de programación en HTML. Si los
tienes, el
Sigil es un estupendo editor de ePubs gratuito.
Pero, como siempre, hay buenas noticias para los que no quieran (o no
puedan) complicarse la vida con el manejo de estos programas. En
algunas de las plataformas que mencionaba antes, cuentan con programas
para la creación automática del libro electrónico, aunque yo no los he
probado y tampoco los recomiendo, porque creo que el margen de maniobra
que dejan es muy poco.
Me parece más interesante, si quieres algo sencillo para crear un epub, recurrir a plataformas como
Byenink,
de manejo muy sencillo y en las que se pueden crear proyectos privados
de libros e ir dándoles forma poco a poco, para exportarlos en epub o
mobi cuando estén terminados.
A continuación, os muestro un ejemplo de una captura de pantalla de la
interfaz de Byeink. Como veis, es chula y tan fácil de manejar como el
editor de contenidos de un blog. Además, permite añadir imágenes,
sonidos o vídeos a los libros electrónicos:
¿Lo malo de byeink? Que en el libro que exportes colocará su logo en
la primera página, para que quede bien claro que lo has hecho con su
software:
Diseño de la portada
A la hora de diseñar la portada de tu libro, normalmente te
recomendarán que recurras a un profesional. Es posible que puedas
contratar los servicios de un portadista por unos 200 o 300 euros. Eso
ya depende de ti y de tus posibilidades.
Ahora bien, en caso de que decidas hacerlo por tu cuenta, puedes recurrir a bancos de imágenes como
Freepick o
Shutterstock.
Eso sí, léete bien los derechos y requisitos de una imagen antes de
utilizarla.
Fuentes para libros
Hay muchas páginas con catálogos de fuentes para descargar. Os recomiendo un par:
Dafont o
Fontsquirrel
Las tres principales plataformas de autopublicación son: Createspace (que es una especie de filial de Amazon), Bubok y Lulu.